Informaciones claves

La inseguridad alimentaria y nutricional persistente sigue siendo un problema crónico. Una de las principales preocupaciones de la inseguridad alimentaria es la ingesta insuficiente de nutrientes y la consiguiente desnutrición. En todo el mundo, casi la mitad de las muertes de niños menores de cinco años están relacionadas con la desnutrición (emaciación, retraso del crecimiento, bajo peso). Los niños y adultos desnutridos corren un mayor riesgo de contraer infecciones y enfermedades graves y presentan tasas más elevadas de morbilidad y mortalidad.

La sequía, a menudo exacerbada por la degradación medioambiental y el cambio climático, es la causa más común de escasez e inseguridad alimentaria. Esto tiene un gran impacto en la salud y el bienestar tanto de los seres humanos como de los animales (incluido el ganado). La pérdida de ganado puede aumentar la inestabilidad nutricional y económica de familias y comunidades.

Otros factores subyacentes que suelen causar inseguridad alimentaria son los conflictos, la pobreza, las inundaciones y la falta de infraestructuras agrícolas.

A diferencia de las catástrofes de aparición rápida, la inseguridad alimentaria suele tener un inicio gradual. La respuesta a la inseguridad alimentaria debe incluir intervenciones específicas en materia de nutrición, guiadas por especialistas en nutrición, destinadas a prevenir o tratar la malnutrición aguda y acciones para abordar la causa fundamental de la inseguridad alimentaria (por ejemplo, acciones para minimizar el impacto de la sequía existente; acciones para mejorar la infraestructura agrícola; etc.).

Principales efectos sobre la salud

Preocupaciones sanitarias	Factores de riesgo
Consecuencias para la salud mental	La inseguridad alimentaria (por ejemplo, la pérdida de seres queridos, una enfermedad, etc.) puede tener repercusiones en la salud mental, como ansiedad grave, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y depresión. La experiencia de múltiples acontecimientos traumáticos puede dar lugar a un trauma compuesto o complejo.
Malnutrición, incluida la carencia de micronutrientes	La inseguridad alimentaria conduce a una ingesta insuficiente de nutrientes y a la desnutrición. Los niños menores de cinco años, las mujeres embarazadas y lactantes, las personas con enfermedades crónicas como el VIH y la tuberculosis y los ancianos corren mayor riesgo.
Enfermedades diarreicas	El acceso limitado al agua potable y la falta de servicios de higiene y saneamiento (debido a sequías, desplazamientos de población, etc.) pueden provocar enfermedades diarreicas.
Enfermedades respiratorias, enfermedades cutáneas y enfermedades prevenibles mediante vacunación	La desnutrición deja a los grupos vulnerables inmunocomprometidos y más propensos a sufrir enfermedades, lo que se traduce en una mayor morbilidad y mortalidad. Los desplazamientos de población debidos a la sequía y/o a la inseguridad alimentaria pueden llevar al hacinamiento en albergues de emergencia comunales, lo que unido a la dificultad para mantener unas prácticas de saneamiento e higiene adecuadas puede provocar problemas como enfermedades respiratorias, enfermedades cutáneas y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación.

Herramientas de enfermedades que pueden ser relevantes

Diarrea aguda (sanguinolenta/disentérica y no disentérica).

Cólera

Hepatitis A

Hepatitis E

Fiebre tifoidea

Infecciones respiratorias agudas prevenibles por vacuna - Difteria, paperas, rubéola, varicela, tosferina

Sarampión

Meningitis meningocócica

Poliomielitis (polio)/parálisis flácida aguda

Malaria

Infecciones respiratorias agudas (IRA)

Malnutrición aguda (incluida la desnutrición y las carencias de micronutrientes)