Peste

La peste ha provocado grandes epidemias y pandemias a lo largo de la historia y puede llegar a ser una enfermedad muy grave, con una tasa de letalidad del 30 al 60 por ciento para la peste bubónica, del 80 al 90 por ciento para la septicémica y casi siempre mortal para la forma neumónica o pulmonar. Entre 2010 y 2015, en todo el mundo se infectaron 3.248 personas de peste y hubo 584 muertes por esta causa. La peste es una enfermedad zoonótica transmitida por vectores que circula en todos los continentes, excepto en Oceanía. En la actualidad, los países más endémicos son Madagascar, la República Democrática del Congo y Perú.

Las siguientes son definiciones de caso estándar para ayudar a las autoridades sanitarias nacionales a interpretar los datos en el contexto internacional. Sin embargo, durante un brote, puede que las definiciones de caso sean adaptadas al contexto local y la Cruz Roja/Media Luna Roja deba usar esas definiciones acordadas/establecidas por las autoridades sanitarias. Nota: Tener presente que durante la vigilancia comunitaria, los voluntarios deben usar definiciones de caso amplias y simplificadas (conocidas como definiciones de caso comunitarias) para reconocer la mayoría de los casos, proporcionar información relevante sobre los riesgos, llevar a cabo las acciones apropiadas e incentivar a las personas a buscar atención sanitaria. Otros actores, como los trabajadores sanitarios y los investigadores que estén estudiando la causa de la enfermedad, pueden utilizar definiciones de caso más específicas que pueden requerir su verificación mediante una prueba de laboratorio.

Descripción clínica: Las presentaciones clínicas y el pronóstico están relacionados con las distintas formas en las que se presenta la peste: enfermedad caracterizada por la aparición súbita de fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, fuerte malestar generalizado, postración CON inflamación muy dolorosa de los nódulos linfáticos (peste bubónica) O tos con esputo manchado de sangre, dolor en el pecho, dificultad para respirar (peste neumónica o pulmonar); estas dos formas de la enfermedad pueden evolucionar hacia la peste septicémica con toxemia: la septicemia sin bubones aparentes ocurre en muy pocas ocasiones.

Criterio de laboratorio para el diagnóstico: La confirmación de la peste requiere una prueba de laboratorio mediante el aislamiento de la bacteria Yersinia pestis en muestras extraídas de bubones, sangre, líquido cefalorraquídeo o esputo O detección del antígeno de la Yersinia pestis mediante diferentes métodos.

Clasificación de casos:

Caso sospechoso: Cualquier caso que cumple con los criterios clínicos y con al menos un criterio epidemiológico.

Peste bubónica: Fiebre Y aparición súbita de linfadenitis dolorosa.

O

Peste neumónica: Fiebre Y al menos una de las siguientes manifestaciones:

tos, dolor en el pecho, tos con sangre.

Caso probable: Cualquier caso que cumple con los criterios clínicos y al menos uno de los criterios de laboratorio para un caso probable (resultado positivo de una prueba de inmunofluorescencia para el antígeno de Y. pestis en un cultivo directo O prueba de hemaglutinación con un título de anticuerpos de al menos 1:10 para el antígeno F1 de la Y. pestis determinado mediante prueba de inhibición de la hemaglutinación (HI, por sus siglas en inglés) O un vínculo epidemiológico con un caso confirmado.

Caso confirmado: Un caso sospechoso o probable que ha sido confirmado por pruebas de laboratorio.

Información sobre definición de caso de la OMS: https://www.who.int/docs/default-source/outbreak-toolkit/latest-update---11-october/plague-disease-outbreak-toolbox---25092019.pdf?sfvrsn=71fecab_2

Vigilancia y Respuesta Integrada a las Enfermedades (IDSR, por sus siglas en inglés) para la región de África: Technical Guidelines for Integrated Disease Surveillance and Response in the African Region: Third edition | WHO | Regional Office for Africa

Un caso confirmado es suficiente para identificar un posible brote, pero debe ser interpretado según el contexto (por ejemplo, un caso confirmado de peste pulmonar en un contexto urbano requiere una intervención inmediata).

• Hay riesgo de peste humana en todo lugar en el que la población humana coexista con la presencia de focos naturales de peste (la bacteria, un animal reservorio y un vector). Para más información, ver: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/plague
• Los brotes de la enfermedad son especialmente preocupantes cuando ocurren en entornos con condiciones de hacinamiento y/o poco acceso a la atención médica temprana y los tratamientos con antibióticos.
• La falta de medidas adecuadas de saneamiento e higiene, incluido el control de roedores. Los hogares en los que no se almacenan los alimentos de forma apropiada o no hay manejo de los residuos pueden atraer roedores, aumentando el riesgo de transmisión en zonas donde la bacteria está presente en la población de roedores.
• Durante los brotes de epizootias, los humanos están en alto riesgo de contagio cuando muere un gran número de roedores que atraen pulgas y estas posteriormente pican a los humanos. Asimismo, el aumento de las poblaciones de pulgas y roedores aumenta el riesgo de epizootias. Por este motivo, el control de las poblaciones de roedores reservorios es una estrategia de prevención muy importante.
• Las perturbaciones ecológicas que ocasionan grandes migraciones de roedores hacia las poblaciones humanas (ej. destrucción de hábitats por causa de la deforestación o de conflictos).
• En el caso de la peste neumónica o pulmonar: las personas que están en contacto estrecho con el paciente, como el personal sanitario, y no utilizan las medidas de prevención adecuadas están en alto riesgo de infección.

La tasa de ataque variará de un brote a otro. En una situación de brote, consultar la información más reciente proporcionada por las autoridades sanitarias.

En epidemias recientes la tasa de ataque secundario ha variado entre el 14 y el 75 por ciento (los porcentajes se corresponden con las rutas de transmisión para la peste bubónica y pulmonar; la tasa de ataque está directamente vinculada con la ruta de transmisión y la forma de peste). La tasa es baja para la peste bubónica transmitida por roedores, pero puede ser muy alta para la peste neumónica (transmitida de persona a persona).

• Personas con un sistema inmunitario débil.
• Personas inmunodeprimidas como las que están recibiendo quimioterapia, han recibido algún trasplante o viven con VIH/SIDA.
• Personas con enfermedades crónicas como insuficiencia renal, cáncer, enfermedades hepáticas o pulmonares y diabetes.

Bacteria Yersinia pestis (Y. pestis).

Vectores: pulgas, especialmente la Xenopsylla cheopis portadora de la bacteriaY. pestis.

Zoonosis: roedores y otros mamíferos como perros de la pradera, ardillas, conejos, gatos.

• Transmisión a través de vectores: Las picaduras de las pulgas (típicas de la peste bubónica y la peste septicémica), especialmente de la Xenopsylla cheopis (también llamada pulga de la peste o pulga de la rata oriental).
• Transmisión de contacto: Manipular o despellejar animales infectados (tales como perros de la pradera, ardillas, ratas y conejos) para la peste bubónica y la peste septicémica. Existen pruebas de que la peste se puede transmitir mediante la manipulación rutinaria de animales muertos.
• Transmisión indirecta: La bacteria Y. pestis se transmite a los humanos a través del contacto con alimentos o artículos domésticos contaminados con fluidos corporales de animales infectados o en el caso de la peste neumónica, a través de gotículas respiratorias.
• Diseminación de gotículas: Inhalar gotículas respiratorias provenientes de la tos o los estornudos de una persona o un animal con peste neumónica.

• De uno a siete días para la peste bubónica.
• El período de incubación para la peste septicémica no está bien definido, pero es probable que ocurra dentro de un lapso de pocos días a partir de la exposición.
• Un lapso de horas (podrían ser solo 24 horas) para la peste neumónica.

La peste bubónica (la forma de peste más común) no se transmite de persona a persona. Solo los humanos con peste neumónicapueden transmitir la enfermedad a otros humanos. Los pacientes con peste neumónica en la última fase de la enfermedad suponen un gran riesgo de infección.

• Aparición súbita de fiebre, escalofríos, dolores de cabeza y corporales, debilidad extrema, vómitos y náuseas.
• Peste bubónica: en uno o dos días ocurre la inflamación y tumefacción dolorosa de los ganglios que luego pueden convertirse en llagas abiertas supurantes.
• Peste septicémica: dolor abdominal, choque y posibles hemorragias debajo de la piel y en otros órganos. Oscurecimiento y muerte de la piel y los tejidos, especialmente en los dedos de las manos y de los pies, y la nariz.
• Peste neumónica: se desarrolla rápidamente causando neumonía con disnea, dolor en el pecho, tos (en ocasiones con sangre en la expectoración), y puede causar fallo respiratorio y choque.

Ántrax, neumonía bacteriana, COVID-19, sepsis bacteriana, brucelosis, fiebre maculosa de las Montañas Rocosas y otras infecciones.

• Identificación de la bacteria Y. pestis en una muestra de pus de un bubón (nódulo linfático inflamado), sangre o esputo.
• Prueba rápida con tiras reactivas que ha sido validada para detectar en los pacientes un antígeno específico de Y. pestis.

Consultar las directrices apropiadas a nivel local o internacional para el manejo clínico. Todo tipo de procedimiento clínico, incluida la administración de un tratamiento o una vacuna debe ser efectuado por un profesional de la salud.

• La peste neumónica es mortal a menos de que el paciente reciba tratamiento inmediatamente tras la infección. Por su parte, la peste bubónica tiene una tasa de letalidad del 30 al 60 por ciento sin tratamiento. Por ello es esencial llevar a cabo un diagnóstico rápido y administrar de inmediato el tratamiento en las dos formas de peste y así reducir las complicaciones y aumentar las posibilidades de supervivencia.
• Los antibióticos y el tratamiento sintomático son eficaces contra la peste si los pacientes son diagnosticados a tiempo. En estos casos la tasa de letalidad desciende por debajo del dos por ciento.
• En los casos de peste neumónica, los pacientes deben ser aislados y tratados por personal médico especializado y con equipos de protección personal. Se debe llevar a cabo la profilaxis de los contactos cercanos de cualquier paciente con peste neumónica.
• La OMS no recomienda la vacuna, excepto para los grupos de alto riesgo como el personal sanitario y de laboratorio.

Se considera que las personas que sobreviven a la infección de la peste quedan inmunizadas contra futuras reinfecciones por Y. pestis.